Con permiso de nceno por seguir con el off-topic.
Como dijo un miembro de una familia aciaga en un país ¿aliado?, "no preguntes lo que tu país puede hacer por ti, sino lo qué tú puedes hacer por tu país"
Sólo hay que cambiar la palabra país por colegio o profesión. Decimos que el colegio tiene que hacer pero nosotros somos los primeros que nos empeñamos en aporrear a la profesión. Esperamos que un "adulto" nos diga lo que tenemos que hacer, y sobre todo lo que no, y le suelte un bofetón al vecino. Que si yo obro mal es porque el del al lado "me obliga", ya que tiró la primera piedra.
Es más, si todos actuásemos bien, ¿necesitaríamos colegio?, ¿tendría tan mala prensa?, ¿tendría tanto trabajo?, ¿seria tan grande?, ¿tendría comisión de buenas prácticas (o como se llame)?, etc, etc.
El colegio somos todos, con lo cual si obramos mal, que ostias vas a pedirle al colegio. Primero que cada uno mire su casa y luego que juzgue al vecino.
Caeros de la parra ya, hay cosas que están íntimamente ligadas al ser humano, a su naturaleza, y obrar mal es una de ellas. Como lo son la envidia y la avaricia. No podemos pedir al colegio que nos vigile como si fuéramos niños en asuntos en los que NO TIENE JURISDICCIÓN. Como son bajarse los pantalones, no cobrar las revisiones, denigrar el producto, no seguir formándonos, no reciclándonos, no ser honesto, etc, etc.
Con ésto no quiero decir que esté todo perdido pero creo que ha llegado un punto en que cada uno sebe ser su propio policía y juez. Y lo dice un compañero que no cobra siempre las revisiones, pero que no ha hecho publicidad desde hace seis años, ninguna campaña ni en medios ni en el escaparate (salvo rebajas), que le dice a varias personas a la semana "aquí no trabajamos con esa política" cuando preguntan por el dos por uno o el dos a x, etc.
Se puede vivir, o sobrevivir, así. Si todos (incluyéndome por supuesto, que no soy ningún santo) obráramos correctamente, ética y profesionalmente, no estaríamos en ésta situación. Pero ésto muy señores míos, es ciencia ficción, y lo que acaban de leer es fruto de su imaginación. De la pequeña parte no corrompida. Mensaje que además hará lo posible por olvidar. Y así nos va.
Buff, como se nota que no me ha tocado el gordo, ni el flaco. Claro, soy tan avaro que no juego ni un duro
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