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La Isla Hashima (端島), también llamada Gunkanjima (軍艦島) es una de las 505 islas deshabitadas de la Prefectura de Nagasaki. Esta isla de 480 m de largo y 150 m de ancho está a unos 20 km del puerto de Nagasaki. La isla estuvo poblada entre 1887 y 1974 como una mina de carbón.
En 1890 Mitsubishi compró la isla y se encargó de la construcción de todo lo que había en la isla para explotarla durante casi 100 años. En aquellos años el petróleo se convirtió en el sustituto del carbón y por tanto la isla dejaba de ser rentable, así que Mitsubishi anunció el cierre de la mina en 1974 y actualmente está deshabitada, por eso la suelen llamar la Isla Fantasma.
De acuerdo con un encargo surcoreano, la isla fue habitada por 500 coreanos que habitaban la isla y fueron forzados a trabajar entre 1939 y 1945, durante la II Guerra Mundial.
En 1959 la isla, de un poco más de un kilómetro cuadrado, llegó a alcanzar una densidad de población de 83.500 personas/km² para el conjunto de la isla, y de 139,100 personas/km² en la zona residencial, lo que supone históricamente una de las mayores densidades de población registradas en el mundo.
Tras quedar abandonada, sus edificios han sido expuestos al embate del clima y la salinidad del mar y se han deteriorado con rapidez. Actualmente se monitorean aquí los efectos del deterioro de los edificios de concreto ante la ausencia humana.
La cantautora Okazaki Ritsuko nació en Hashima.
Desde el 22 de abril de 2009 una pequeña parte de la isla quedó abierta al público para realizar visitas turisticas a la misma
Después de toda esta información cualquiera te dice que no...
Mi fallo ha sido lo de poner como pista que era una isla ...cómo se nota que es sábado por la tarde...
Tú la llevas Pato!!!
A finales del mes de junio, el escultor Antony Gormley inauguró en una playa de Merseyside, Inglaterra, una exposición de 100 figuras humanas. Todas son iguales, cada una pesa 650 kg. y mide 1.96 m. Las esculturas están en un perímetro imaginario de 3 km a lo largo de la playa y 1 km fuera de ella. Sin embargo, según el movimiento de la marea, las esculturas pueden llegar a ser cubiertas. Gormley ha dicho que la instalación en Inglaterra, expuesta ya en Alemania, Bélgica y Noruega, le parece la mejor que ha hecho. Las condiciones de la playa hacen que desde muchos puntos de observación no sea posible distinguir si se trata de un ser humano real o de la desnuda figura de acero. La exposición cumple con las condiciones del nuevo paradigma del arte. Es un experimento radical. Se puede desde tener un breve entretenimiento dentro de la instalación, lo cual incluye a toda una manada de turistas y residentes que se toman fotos con los hombres de acero, hasta experimentar una vacío particular: la marea va cubriendo de forma imperceptible a algunos de los hombres que, justo por su formación, parecen estar en marcha hacia el mar, pero, a la vez, a determinadas horas del día la marea los descubre. La instalaci
ón está en movimiento. No radica en ella el orden, pues el clima no tiene una regularidad cotidiana que nos permitiría verla como una obra acabada al terminar
un día. Tampoco radica en el sujeto, pues los puntos de observación se fracturan en segundos o en el movimiento en el espacio que destroza la imagen anterior. Mucho menos radica en el instante de percepción, pues está cargado y condicionado del momento anterior, que es el de nuestra reminiscencia de la playa, cualquiera que ésta sea. El único orden que mantiene la obra es como experimento. Finalmente, toda instalación es un pequeño laboratorio, donde no es real cosa alguna, más allá de su funcionamiento dentro del experimento. En este tipo de arte el papel del o de la artista es fundamental, porque juega un rol
importante dentro de la esfera experimental a la que se somete el arte.